lunes, 7 de febrero de 2011

Funciones de los anticuerpos

La función principal de los mecanismos inmunológicos humora­les es la de ampliar y hacer más eficiente la respuesta inflama­toria y la eliminación celular ya iniciada de manera no ­específica por parte de los invasores. De esta manera, la vasodilatación, el aumento de permeabilidad vascular a la proteína, la exudación de neutrófilos, y la fagocitosis, son en su totalidad objeto de ampliación considerable; además, como veremos, los microbios pueden ser destruidos sin que preceda la fagocitosis.

¿En qué forma amplía la inflamación la inflamación la presencia  de los complejos  antigeno-anticuerpo? Existen varios mecanismos pero el mas importante de ellos comprende el sistema del  complemento. Es un ejemplo más (fuera de los sistemas de coagulación,  plasmina, y quinina) de un sistema que consta de un grupo de proteínas plasmáticas que normalmente circulan en la sangre, en estado inactivo;  con la activación de la primera proteína del grupo, ocurre una cascada secuencial en que, a partir de los precursores inactivos, se generan las, moléculas activas. Los activadores del paso inicial de la secuencia del complemento son complejos antigeno -anticuerpo, aunque en la actualidad no se conoce la forma en que el evento ocurre. Los elementos activos del complemento, generados en la secuencia, actúan luego como me­diadores (Figura 15‑22) para la ampliación de los diversos aspectos de la respuesta inflamatoria en el sistema  del com­plemento (hay once proteínas que median en efectos diferente, pero nos referiremos al grupo con la denominación colec­tiva de "complemento").

Al ser activadas, algunas de las proteínas del complemento amplían la vasodilatación y el aumento de permeabilidad mediante efectos directos en la vasculatura, estimulando asimismo la liberación de histamina por parte de los mastocitos y plaquetas, y por medio de la activación de la calicreína plasmática.  Facilitan también la exudación de neutrofilos actuando como agentes quimiotacticos poderosos.  Otros elementos del complemento amplían la fagocitosis envolviendo el microbio y permitiéndole en alguna forma al fagocito una posibiladad mejor de apoderarse de él.  Esta es una función particularmente importante porque muchas bácterias virulen­tas tienen una gruesa cápsula de polisacáridos que resiste fuertemente al engullimiento por parte de los fagocitos'. El complemento actúa pues a manera de sistema de ampliación respecto de la inflamación. Una vez activado por la presencia de los complejos antígeno‑anticuerpo, se convierte en el me­diador individual más importante de la respuesta inflamatoria local.

Más aún, ciertas proteínas del complemento median toda­vía en otro efecto que de ordinario no es parte de la respuesta inflamatoria básica no‑específica: la eliminación directa de los microbios sin fagocitosis previa. El complemento actúa apa­rentemente como una enzima que se combina con la superfi­cie de los microbios y cataliza la degradación de la estructura lípida de las paredes, haciendo así permeable el microbio y causándole la muerte (lo cual difiere en un todo de la otra acción del complemento en las paredes celulares, a conse­cuencia de la cual se amplía la fagocitosis). Estos elementos del complemento se combinan únicamente con las células a las cuales el anticuerpo está ya adherido; se dice pues que el anticuerpo "fija" el complemento a la superficie celular.

Debe destacarse que la especificidad en todas estas res­puestas reside en los antígenos y anticuerpos, no en el com­plemento. Este es activado casi por cualquier complejo de antígenos y anticuerpos (por lo menos cuando el anticuerpo es de la clase IgG o IgM). En otros términos, hay sólo un conjunto de moléculas complementarias, y una vez activadas, hacen esencialmente lo mismo, sin que cuente la identidad específica del invasor. Son altamente específicas, por el con­trario, la formación de anticuerpos para los antígenos del invasor y su combinación subsiguiente. La función de los anticuerpos es la de identificar (o sea "marcar") como extra­ñas las células invasoras (combinándose con los antígenos específicos de los anticuerpos que se encuentran en 1a super­ficie de las células) y la de activar el sistema del complemento, el cual media luego en el ataque real. La función de "identifi­cación" de los anticuerpos sirve para "guiar" aquellos ele­mentos del complemento que facilitan la fagocitosis o matan directamente los microbios; es decir, los anticuerpos deben garantizar que estos elementos del complemento se combi­nen solamente con las células invasoras y no en forma aleato­ria con las propias células del cuerpo (de otra manera, éstas podrían ser víctimas de los fagocitos u objeto de destrucción). En cierta forma, la presencia del anticuerpo combinado con el antígeno en la superficie de la célula invasora permite que el complemento se combine asimismo con los sitios superficia­les y ejerza sus efectos.

Hasta hace muy poco tiempo, se creía que los complejos antígeno‑anticuerpo eran los únicos activadores del sistema complementario. La evidencia actual indica, sin embargo, que el caso puede ser diferente y ha abierto el camino a la posibili­dad importante de que el sistema del complemento participe en la respuesta inflamatoria y eliminación de las células en cierta variedad de estados normales y patológicos, aun en ausencia de complejos antígeno‑anticuerpo. La evaluación de la importancia fisiológica de los activadores no‑específicos del complemento debe esperar investigaciones ulteriores. Una de las posibilidades más interesantes es la de que el factor de Hageman, anteriormente explicado, active quizás el sistema del complemento, como también los sistemas de coagulación, plasmina, y quinina.

Para resumir, el complemento desempeña varias funcio­nes importantes para la inmunidad: (1) ampliación de toda la respuesta inflamatoría local cuya culminación es la fagocito­sis; (2) eliminación directa de los microorganismos sin que preceda la fagocitosis.

Neutralización directa de las toxinas bacterianas y de los virus Las toxinas bacterianas y ciertos elementos virales actúan como antígenos para inducir la producción de anticuerpos específi­cos. Estos se combinan luego químicamente con las toxinas y los virus a fin de neutralizarlos. La neutralización en relación con un virus significa que el anticuerpo combinado previene en cierta forma la adhesión del virus a las membranas de la célula anfitriona, impidiendo así la entrada del virus a la célula. Dado que los virus son necesariamente parásitos intracelula­res, esto es, que pueden vivir sólo en las células de la anfi­triona, el anticuerpo mata el virus indirectamente cortándole el acceso a las posibles células anfitrionas. En forma similar, los anticuerpos neutralizan las toxinas bacterianas al combinarse químicamente con ellas, impidiendo así la interacción de la toxina con los sitios susceptibles de la membrana celular. Los anticuerpos tienen generalmente más de un sitio potencial para la combinación con el antígeno, de tal manera que se forma un agregado, o cadena, de complejos (Figura 15‑23) antígeno‑anticuerpo, que luego es víctima de los fagocitos,
GERARDO A. ROMERO LUNA
C.I:17.207.444
ELECTRONICA DEL ESTADO SÓLIDO.
II PARCIAL

 

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