La función principal de los mecanismos inmunológicos humorales es la de ampliar y hacer más eficiente la respuesta inflamatoria y la eliminación celular ya iniciada de manera no específica por parte de los invasores. De esta manera, la vasodilatación, el aumento de permeabilidad vascular a la proteína, la exudación de neutrófilos, y la fagocitosis, son en su totalidad objeto de ampliación considerable; además, como veremos, los microbios pueden ser destruidos sin que preceda la fagocitosis.
¿En qué forma amplía la inflamación la inflamación la presencia de los complejos antigeno-anticuerpo? Existen varios mecanismos pero el mas importante de ellos comprende el sistema del complemento. Es un ejemplo más (fuera de los sistemas de coagulación, plasmina, y quinina) de un sistema que consta de un grupo de proteínas plasmáticas que normalmente circulan en la sangre, en estado inactivo; con la activación de la primera proteína del grupo, ocurre una cascada secuencial en que, a partir de los precursores inactivos, se generan las, moléculas activas. Los activadores del paso inicial de la secuencia del complemento son complejos antigeno -anticuerpo, aunque en la actualidad no se conoce la forma en que el evento ocurre. Los elementos activos del complemento, generados en la secuencia, actúan luego como mediadores (Figura 15‑22) para la ampliación de los diversos aspectos de la respuesta inflamatoria en el sistema del complemento (hay once proteínas que median en efectos diferente, pero nos referiremos al grupo con la denominación colectiva de "complemento").
Al ser activadas, algunas de las proteínas del complemento amplían la vasodilatación y el aumento de permeabilidad mediante efectos directos en la vasculatura, estimulando asimismo la liberación de histamina por parte de los mastocitos y plaquetas, y por medio de la activación de la calicreína plasmática. Facilitan también la exudación de neutrofilos actuando como agentes quimiotacticos poderosos. Otros elementos del complemento amplían la fagocitosis envolviendo el microbio y permitiéndole en alguna forma al fagocito una posibiladad mejor de apoderarse de él. Esta es una función particularmente importante porque muchas bácterias virulentas tienen una gruesa cápsula de polisacáridos que resiste fuertemente al engullimiento por parte de los fagocitos'. El complemento actúa pues a manera de sistema de ampliación respecto de la inflamación. Una vez activado por la presencia de los complejos antígeno‑anticuerpo, se convierte en el mediador individual más importante de la respuesta inflamatoria local.
Más aún, ciertas proteínas del complemento median todavía en otro efecto que de ordinario no es parte de la respuesta inflamatoria básica no‑específica: la eliminación directa de los microbios sin fagocitosis previa. El complemento actúa aparentemente como una enzima que se combina con la superficie de los microbios y cataliza la degradación de la estructura lípida de las paredes, haciendo así permeable el microbio y causándole la muerte (lo cual difiere en un todo de la otra acción del complemento en las paredes celulares, a consecuencia de la cual se amplía la fagocitosis). Estos elementos del complemento se combinan únicamente con las células a las cuales el anticuerpo está ya adherido; se dice pues que el anticuerpo "fija" el complemento a la superficie celular.
Debe destacarse que la especificidad en todas estas respuestas reside en los antígenos y anticuerpos, no en el complemento. Este es activado casi por cualquier complejo de antígenos y anticuerpos (por lo menos cuando el anticuerpo es de la clase IgG o IgM). En otros términos, hay sólo un conjunto de moléculas complementarias, y una vez activadas, hacen esencialmente lo mismo, sin que cuente la identidad específica del invasor. Son altamente específicas, por el contrario, la formación de anticuerpos para los antígenos del invasor y su combinación subsiguiente. La función de los anticuerpos es la de identificar (o sea "marcar") como extrañas las células invasoras (combinándose con los antígenos específicos de los anticuerpos que se encuentran en 1a superficie de las células) y la de activar el sistema del complemento, el cual media luego en el ataque real. La función de "identificación" de los anticuerpos sirve para "guiar" aquellos elementos del complemento que facilitan la fagocitosis o matan directamente los microbios; es decir, los anticuerpos deben garantizar que estos elementos del complemento se combinen solamente con las células invasoras y no en forma aleatoria con las propias células del cuerpo (de otra manera, éstas podrían ser víctimas de los fagocitos u objeto de destrucción). En cierta forma, la presencia del anticuerpo combinado con el antígeno en la superficie de la célula invasora permite que el complemento se combine asimismo con los sitios superficiales y ejerza sus efectos.
Hasta hace muy poco tiempo, se creía que los complejos antígeno‑anticuerpo eran los únicos activadores del sistema complementario. La evidencia actual indica, sin embargo, que el caso puede ser diferente y ha abierto el camino a la posibilidad importante de que el sistema del complemento participe en la respuesta inflamatoria y eliminación de las células en cierta variedad de estados normales y patológicos, aun en ausencia de complejos antígeno‑anticuerpo. La evaluación de la importancia fisiológica de los activadores no‑específicos del complemento debe esperar investigaciones ulteriores. Una de las posibilidades más interesantes es la de que el factor de Hageman, anteriormente explicado, active quizás el sistema del complemento, como también los sistemas de coagulación, plasmina, y quinina.
Para resumir, el complemento desempeña varias funciones importantes para la inmunidad: (1) ampliación de toda la respuesta inflamatoría local cuya culminación es la fagocitosis; (2) eliminación directa de los microorganismos sin que preceda la fagocitosis.
C.I:17.207.444
ELECTRONICA DEL ESTADO SÓLIDO.
II PARCIAL
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